Después de un acalorado juego de póker, no tuve más remedio que cumplir el deseo lujurioso de mi hermanastro.En un motel de mala muerte, nos entregamos a un encuentro interracial salvaje, explorando cada centímetro del cuerpo del otro con una pasión desenfrenada.Era una noche de placer crudo y primario que nunca olvidaré.